La Familia Real se ha visto envuelta en otra ola de controversia, con Meghan Markle en el centro de la tormenta. Recientemente,

La duquesa de Sussex ha sido objeto de un intenso escrutinio tras las acusaciones de “gaslighting” (especulación con la prensa) y los críticos la acusan de orquestar lo que algunos han denominado una “clase magistral” de manipulación.

Estas afirmaciones han surgido a raíz de las continuas acusaciones de acoso que han rodeado a Meghan y sus acciones durante su tiempo como miembro de alto rango de la Familia Real Británica.

Mientras las tensiones continúan aumentando entre Meghan, sus críticos y el resto del establishment real, esta última ronda de acusaciones ha agregado leña al fuego del ya acalorado discurso público.

El término “gaslighting” se refiere a una táctica de manipulación psicológica en la que una persona intenta hacer que otra dude de sus propias percepciones o de la realidad.

Se utiliza a menudo en situaciones en las que una de las partes intenta mantener el control o desviar la culpa. En el caso de Meghan, algunos críticos creen que ha recurrido a esta conducta para desviar la culpa.

y las críticas por su salida de la Familia Real y las posteriores revelaciones hechas en sus entrevistas de alto perfil. Meghan, que se ha enfrentado a una incesante atención de los medios

Desde que se hizo pública su relación con el príncipe Harry, los medios de comunicación la han retratado a menudo como una figura divisiva. Algunos la ven como una voz progresista que defiende la justicia social y los valores modernos.

Mientras que otros la ven como una perturbadora, alguien que supuestamente ha causado daños irreparables a la institución real.

La más importante de las acusaciones proviene de un informe que afirma que Meghan intimidó a varios miembros del personal durante su tiempo en la casa real. Estas acusaciones de acoso surgieron públicamente por primera vez en 2021 y luego fueron examinadas por el Palacio de Buckingham. Los hallazgos de esa investigación interna, aunque no se revelaron en su totalidad, llevaron al Palacio a anunciar que se aprenderían lecciones, pero no se tomó ninguna medida formal. A pesar de esto, las acusaciones han seguido persiguiendo a Meghan, lo que ha provocado un mayor escrutinio público y críticas sobre su carácter. Los críticos han señalado particularmente el comportamiento de Meghan como evidencia de que es un miembro desagradecido de la Familia Real, y algunos incluso han sugerido que sus acciones contribuyeron a la ruptura entre Harry y sus familiares.

Esta última ola de críticas se ha visto amplificada por varios expertos y figuras de los medios de comunicación que han expresado abiertamente su desaprobación de la duquesa. Los críticos de Meghan argumentan que su narrativa de victimización, como se ve en sus entrevistas con Oprah Winfrey y otros, puede ser parte de un intento más amplio de manipular la percepción pública. Según algunos, estas entrevistas sirvieron como una forma para que Meghan desviara la culpa de sí misma y la relegara a la Familia Real, particularmente cuando se trataba de abordar las denuncias de racismo y maltrato dentro de la monarquía. Los medios de comunicación han acusado a Meghan de participar en una “clase magistral de manipulación psicológica” al presentarse como una víctima mientras supuestamente minimizaba o desestimaba cualquier responsabilidad personal por los eventos que llevaron a su salida del Reino Unido y sus posteriores críticas a la institución.

La reacción no ha hecho más que aumentar en intensidad a medida que la influencia y la presencia pública de Meghan han seguido aumentando, especialmente en Estados Unidos. Desde que se mudó a California con el príncipe Harry, Meghan ha asumido un papel más público y franco, participando en varias iniciativas filantrópicas y comerciales. A pesar de esto, no ha podido escapar de la prensa negativa que la rodea, y algunos de sus comentarios sobre la raza, la salud mental y la monarquía siguen siendo puntos de discordia. Además, los acuerdos multimillonarios de Meghan y Harry con plataformas de streaming como Netflix y Spotify, que tenían como objetivo establecer su presencia en los medios, han sido recibidos con reacciones mixtas, ya que algunos los ven como un intento de sacar provecho de su estatus real, mientras que otros creen que son parte de un esfuerzo más amplio para construir una nueva vida para ellos mismos lejos de las limitaciones de los deberes reales.

Estas controversias en curso en torno a Meghan han llevado inevitablemente a la Familia Real a la refriega. Si bien el Palacio de Buckingham ha permanecido en gran medida en silencio en respuesta a las nuevas acusaciones, no hay duda de que las tensiones entre Meghan y sus parientes reales solo se han profundizado. El príncipe William y el príncipe Carlos, junto con otros miembros de alto rango de la Familia Real, se han visto involucrados en el discurso público sobre el comportamiento de Meghan, y algunos especulan que su tensa relación con Harry y Meghan puede que nunca sane por completo. La saga que rodea a los Sussex, incluidas sus denuncias de maltrato y sus críticas a la monarquía, ha puesto a la Familia Real en una posición incómoda, en la que está tratando de equilibrar el mantenimiento de su imagen pública mientras navega por una grieta cada vez mayor.

En medio de estas tensiones, los partidarios de Meghan siguen apoyándola, argumentando que es víctima de un ataque sistemático por parte de los medios de comunicación británicos y la realeza, que ha tratado de desacreditarla a cada paso. Argumentan que Meghan ha sido injustamente atacada por hablar sobre sus experiencias dentro de la monarquía y que ha sido sometida a un nivel injusto de escrutinio simplemente por su raza y su voluntad de desafiar el status quo. Por otro lado, los críticos de Meghan siguen convencidos de que sus acciones han creado una división y una tensión innecesarias dentro de la Familia Real, y que su conducta ha sido perjudicial para la imagen de la monarquía.

En conclusión, la Familia Real sigue envuelta en una tormenta de controversias, con Meghan Markle en el centro de la última ronda de acusaciones. Las acusaciones de “estrategia de manipulación psicológica”, junto con las acusaciones de acoso de larga data, han ensombrecido su reputación e intensificado la relación ya tensa entre ella, Harry y la institución real. Si bien los partidarios de Meghan continúan defendiéndola, muchos miembros del público y los medios de comunicación siguen sin estar convencidos y señalan su comportamiento como evidencia del daño que ha causado a la monarquía y a su propia credibilidad. Con las tensiones que siguen aumentando, parece que la grieta dentro de la Familia Real está lejos de terminar, y queda por ver cómo los próximos pasos de Meghan afectarán su posición tanto dentro como fuera del redil real.

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